Camila, mi niña de tres años, estaba empapada en pleno centro comercial, cosa relativamente fácil de resolver en ese lugar. Entré con ella a una tienda de ropa, en la que tenían atuendos para todas las edades. Cuando entre al departamento de niñas (no era la primera vez que la visitaba) me impresioné con la ropa que había de "cambio de temporada".
Aquella moda me atrapaba. Imaginar a mi pequeña con esos atuendos era genial. A pesar de que mi cabeza estaba alerta de la hipersexualización de aquellas prendas, algo en mi actuaba de forma inconsciente. "Que hermosa se vería en este vestido." "¡Qué zapatos tan lindos!" "Mi chiquita se vería como una muñeca en esto," decía una vocecita en mi cabeza. Sin embargo, la voz de mi adulta se hizo presente: “A ver Gaby, ¿en verdad le pondrías ese bikini tan sexy, o ese vestido tan provocativo? ¿Qué hay detrás de esta moda, cuál es el mensaje que quieres que Camila reciba?"
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Mi encanto por esas prendas de adulto en versión "mini mujer" desapareció en ese instante. Por supuesto que mi pequeña quería vestirse con ellas, y por supuesto que eran hermosas, pero ¿estaba dispuesta a caer en esa trampa?
Una cosa es jugar a vestirse como mamá, y maquillarse con ella como parte de la identificación natural entre madre e hija, y otra es la hipersexualización, que por definición significa "la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta demasiado precoces".
En el 2010 el Ministerio de Educación del gobierno británico de David Cameron encargó un estudio sobre la sexualización y comercialización de la infancia a Greg Bailey, primer director ejecutivo varón de la Mother’s Union. Este tema generó un gran debate en Inglaterra, y el resultado fue conocido como el Informe Bailey en el que se explica el concepto de hipersexualización. Este informe de casi doscientas páginas alerta de la gran cantidad de imágenes sexuales que rodean constantemente a los niños.
La hipersexualización se alimenta de muchas fuentes:
Publicidad: cada vez es más frecuente ver niñas posando y actuando como adultas, mini modelos. En Francia y en algunos otros países ya lo están prohibiendo, sin embargo, los medios están inundados de comerciales, anuncios y revistas con pequeñas adultos.
Ropa: la industria de la moda que promociona y vende ropa inapropiada para las pequeñas (minifaldas, tops e incluso lencería o tacones), como en esta tienda tan famosa en la que entré. Cada prenda era una joya, totalmente inapropiada para la edad.
Series de televisión y programas infantiles: tipo Monster High, donde las protagonistas están excesivamente maquilladas y vestidas de forma exagerada. ¿Cuántas niñas quieren imitarlas, vestirse y pintarse igual?
Videoclips sugerentes que no deberían ser vistos por menores, en ocasiones protagonizados por sus ídolos.
Videos en youtube de niñas pequeñas haciendo tutoriales de cómo maquillarse. A las niñas les fascina verlos, ¡tienen millones de vistas!
Salones de belleza y spas, en donde las niñas se pueden comportar como pequeñas adultas y pedir tratamientos, faciales, cortes y manicura de súper modelos. Puedes hacer fiestas de cumpleaños con el tema: "Vamos a convertirnos en princesas" (y sin darnos cuenta, "Hipersexualicemos a nuestras niñas").
Concursos de belleza que salen en televisión, en donde desde bebés hasta adolescentes hacen lo imposible (o más bien las mamás les llevan a hacerlo) para ganar transformando a la niña con maquillaje, pelucas, bronceador, hasta pestañas postizas. Hay niñas que están a dieta, a pesar de su temprana edad.
La sociedad actual está llena de imágenes sexualizadas, según el Informe Bailey. Los padres están conscientes de esto, pero al mismo tiempo no saben cómo actuar. Y es muy fácil caer en la trampa: "Si otras niñas lo hacen, no ha de estar mal."
El Informe Bailey alerta también de los peligros que conlleva el que la infancia esté cada vez más erotizada, y donde las principales víctimas suelen ser las niñas.
Esta hipersexualización tiene relación con el papel de la mujer como objeto sexual, y se adelanta muchísimo la edad en la que las niñas se convierten en ello, puesto que adoptan roles y comportamientos estereotipados que no corresponden a su etapa. Peor aún, confunde el despertar sexual natural en la infancia, la curiosidad sexual sana en los niños y la necesidad de identificación de género, con un valor asociado a una hipersexualización: "me quieren más porque me arreglo para ser la más bonita".
Viendo esto, no es de extrañar el que la anorexia y la bulimia se desaten cada vez más, y a más temprana edad.
¿Qué puedes hacer para evitar la hipersexualización en tu hija?
Cuida la inocencia y la etapa en la que tu hija se encuentra. Está atento(a) a los programas que ven y sé firme en los límites. Si no es apropiado, no puede verlo.
Cuida su vestimenta. Recuerda que es una niña, no una versión pequeñita de mujer.
Permite el juego de identificación de género, pero no lo impongas o lo permitas como una forma de vida de la pequeña. Ejemplo: Jugamos a vestirnos y pintarnos como mamá. Es sólo un juego, no es para que se vista así o que lo haga todos los días. "Cuando crezcas podrás maquillar tu cara."
¿Qué opinas sobre la hipersexualización en las niñas de ahora? Y para que más niñas conserven su inocencia y no distorsionen su sentido de valor personal, COMPARTE este mensaje.
Con amor,
Gaby y Luis Carlos
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