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sábado, 10 de septiembre de 2016

Mi hijo no me hace caso





Nos pasamos el día diciendo que nuestro hijo no nos hace caso, cuando lo que realmente de lo que nos estamos quejando es de que no nos hace caso inmediatamente. Queremos una solución inmediata y a corto plazo.

La mayoría de los padres tenemos la agenda a rebosar y vamos con prisas casi siempre. ¿Qué es lo que nos pasa muchas veces?, que esas prisas y el constante mirar el reloj hace que nos estresemos demasiado y que no actuemos como lo haríamos si estuviéramos más relajados.

Nuestros peques no tienen un reloj al que mirar cada 5 minutos, ni esa agenda tan repleta que nosotros tenemos. Ellos afortunadamente todavía no tienen esas responsabilidades. Pero eso, nosotros no sabemos verlo y queremos que nos hagan caso de forma inmediata.

Si tenemos que ir a trabajar y nuestro peque se levanta con el día torcido, se nos complica la cosa y lo queremos resolver inmediatamente. Hay veces o muchas de las veces, que los conflictos que vivimos con ellos no pueden resolverse en ese momento. La solución es a largo plazo.

Por lo menos yo lo he aprendido así mediante la disciplina positiva.

He aprendido que proporcionando seguridad a mis hijos, siendo firme y amable a la vez, constante con los límites, demostrándoles afecto, respeto y empatía de manera natural, ellos poco a poco lo van entendiendo.

Si cuando mi hijo por las mañanas no quiere ponerse el abrigo, o no quiere desayunar y yo tengo una prisa enorme, es muy fácil que o pierda los papeles y le acabe dando un grito o que decida "sobornarle" con algo, para que se ponga la chaqueta y podamos irnos. Pero eso no es una solución. Es algo que de forma inmediata va a conseguir que lo haga, pero es más que probable que el próximo día lo haga también, bien porque que quiere otra vez su premio o bien porque llama tu atención mucho más negándose a ponerse la chaqueta y con tu grito, que haciendo lo "correcto". Seguramente se niegue a ponerse la chaqueta porque tenga un motivo como que no quiera ir al cole, o separarse de ti o esté cansado.

Cuando queremos solucionar algo, es fácil caer en una solución rápida sobretodo cuando tenemos prisa pero esa solución la mayoría de las veces se convierte en un impedimento para la siguiente vez.

Si demostramos al niño en ese momento que estamos tranquilos, confiamos en que se va a poner su chaqueta y le damos oportunidad de decidir por él mismo, ten por seguro que vas a conseguir empezar el día mucho mejor. Ya sé que suena muy bonito dicho así y que no es fácil hacerlo, pero todo es querer y aprender a hacerlo.

Para ello lo primero es entender
que los niños que están haciendo algo que a nosotros no nos parece bien, no van a dejar de hacerlo en el acto porque a nosotros no nos guste, tengamos prisa o porque simplemente no nos parezca correcto. Entender esto nos va arelajar y nos va a permitir hablar al niño mucho más tranquilos. Por lo tanto es mucho más fácil que él imite nuestra tranquilidad. Si lo que hacemos es hablarle mal o gritarle seguro, seguro, que él te responde de la misma manera. Lo que al final acaba convirtiéndose en un círculo en el que una y otra vez se repite la misma situación. Tu gritas, él te grita, os enfadáis y además de todo llegas tarde al trabajo igual, pero encima te sientes mal.

Lo segundo, cuando nos pasa algo de este tipo, no se quiere poner la chaqueta, no se quiere tomar la medicina, no quiere comer, no quiere andar, y un largo etc, si hemos conseguido mantener la calma, es muy fácil hacer que el niño también la mantenga. ¿Cómo?, algo que hace que el niño deje su lado "rebelde" es pedirle ayuda, darle las gracias por hacerlo. y darle opciones. Con voz calmada, le dices" ¿Me ayudas y traes mi chaqueta, o traemos primero la tuya?. Y con su respuesta, le damos la gracias por hacerlo.

Puede que al día siguiente vuelva a pasar, esto no es una ciencia exacta, pero lo que sí es seguro es que irá aprendiendo. Aprende que es importante, porque su mamá o su papá le están dando a elegir. Aprende que estando calmados el final es mejor que si nos hablamos a gritos y aprende sin obedecer con órdenes sintiéndose igual a ti y no inferior.

Pero estas cosas se hacen con el tiempo. Yo durante 4 años las he hecho de una forma muy distinta. No vamos a entrar en que sea ni mejor ni peor, pero sí distinta y algo dentro de mí me decía que tenía que cambiarlas.

Puedes leer aquí el momento en el que decidí que algo tenía que cambiar.

Los niños necesitan un tiempo de aprendizaje igual que nosotros. Vamos a dárselo. Están creciendo y al igual que son pequeños en tamaño y tienen que crecer, su cerebro también está creciendo. No pueden reaccionar como lo haría un adulto. No pueden, porque no saben. Porque todavía les queda mucho por aprender y mucho por crecer.


Pero mientras ellos aprenden podemos jugar con ellos, reír con ellos, quererlos como son sin intentar cambiarlos, escucharlos, ver las cosas a través de sus ojos, darles la oportunidad de que se equivoquen y puedan corregir, abrazarles, hacerles sentir importantes, acompañarles cuando lo necesiten, apoyarles, reconfortarles, comprenderles y respetarles. Y lo más importante, disfrutar de ellos.

Si compartes esta forma de ver la vida y de educar puedes leeraquí ejemplos de mi día a día en los que aplico disciplina positiva y en el blog que me ha servido de referencia, Criarsentirvivir podrás encontrar mucha información sobre el tema.

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Fuente: este post proviene de Blog de Mamadeverdad



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domingo, 4 de septiembre de 2016

Angustias en los niños pueden provocar trastornos de conducta

Cuando hacen pipí o caca sin avisar

Si después de los 3 años los niños se hacen pipí o caca en la ropa puede ser porque algo les angustia.

La niña pudo haberse hecho la caca sin avisar, precisamente como una consecuencia del maltrato que sufre en su casa, dice el psicólogo Nicolás Astudillo, de la oficina del Maltrato al Menor del Instituto Nacional del Niño y la Familia (Innfa), al referirse al caso de la menor de 6 años, Daniela Sánchez, a quien supuestamente su padre, con la ayuda de su madre, le quemó las nalgas por haber defecado en la cama.

“Si el padre se atrevió a hacer eso, evidentemente quiere decir que la niña viene sufriendo una secuencia de maltrato, que ya ha padecido otros eventos de violencia en su familia”, puntualiza Astudillo, quien refiere que en muchas ocasiones los menores que viven en una situación que no les es favorable, como el caso de Daniela, al no poder expresarlo con palabras lo hacen con manifestaciones orgánicas o corporales.

Generalmente es a partir de los 2 años cuando los niños controlan sus esfínteres y tienen la capacidad de orinar y defecar voluntariamente; sin embargo, pueden retroceder y son usuales los casos en que vuelven a realizar sus necesidades fisiológicas sin avisar. A este fenómeno, cuando se hacen caca en la ropa, se lo conoce médicamente como encopresis y, cuando se orinan, enuresis.

Las causas pueden ser muchas: maltrato familiar o escolar, dificultades en la escuela, cambio de ambiente, divorcio de los padres, nacimiento de un nuevo hermano, muerte o abandono de un familiar, incluso la sobreprotección.

“Siempre son situaciones que por algún motivo producen temor y angustia en un niño y la expresan a través de la orina o expulsiones fecales; y no lo hacen a propósito, por malcriados, sino por una situación que les impide ir al baño y expresarse”, refiere Astudillo.

El problema, según se explica en el sitio www.bebesano. com, suele desaparecer espontáneamente luego de un período de semanas o meses; el tiempo dependerá del apoyo que se dé para encontrar la causa desencadenante o de la rapidez con la que el niño se adapte a la nueva situación que le provocó el malestar.

Lo que se debe tener claro es que la encopresis es una patología psicológica (puede haber causas orgánicas, aunque raramente) con fuerte influencia de la familia, por ello es necesario que los padres acepten su rol en el problema y hagan las modificaciones necesarias, solo de esa forma el niño será capaz de entender el problema y pondrá también de su parte para resolverlo.

“Cuando ocurren estas cosas, los padres deben mantener la calma, pues puede ser también que no atiendan suficientemente a los niños y estos lo hacen como un llamado de atención. Generalmente se piensa que son malcriados y los retan, les pegan, los castigan, cuando lo aconsejable es hablarles, preguntarles, escucharlos”, aconseja Astudillo, quien advierte que tampoco se debe culpar al niño.

“Mucho menos comentar lo sucedido con todo el barrio, eso crea un sentimiento de culpa y vergüenza en el menor que en nada aporta a mejorar la situación”, puntualiza Astudillo.

Muchos problemas psicológicos y patologías como estas podrían evitarse con una buena comunicación.

Como ocurrió con Juan, de 7 años, quien aparentemente no había tenido problemas para controlar sus esfínteres hasta que comenzó a hacerse caca en los pantalones. Sus padres le preguntaban qué ocurría y él no tenía la respuesta.

Luego, con la ayuda de un especialista encontraron la causa: se habían mudado y cambiaron de colegio al niño, quien ya no frecuentaba a los mismos amigos ni veía mucho a su abuelita.

Sus padres hablaron nuevamente con él, le dijeron que sentían lo que le estaba pasando, comenzaron a demostrarle constantemente su cariño hasta que el pequeño mejoró.

fuente: Compañia Anónima EL UNIVERSO


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jueves, 4 de agosto de 2016

Tecnicas conductuales para niños

Hola les saludo y espero esten super!! encontre este articulo que me parecio muy importante, muchas veces no se sabe que hacer cuando un niño esta pasando por esta conducta, pues aqui les dejo el Articulo para que lo lean y si les interesa el link de esta pagina al finalizar la lectura lo encontraran para que la visiten quizas encuentren mas cosas que les pueda ayudar, y sobre todo busquen la ayuda especializada para su niño-a, con un especialista en Psicologia clinica, suerte. Bye



1- Introducción
2- La Retirada de Atención
3- La Técnica del "Tiempo Fuera"
4- Economía de Fichas - Coste de la respuesta
5- La Intención Paradójica

1- INTRODUCCIÓN



-Las técnicas que se describen a continuación están basadas en los principios de laModificación de la Conducta. Este campo de la psicología ha aportado a partir del estudio sistemático del Aprendizaje animal, numerosas técnicas eficaces para instaurar, corregir o modificar conductas en niños y jóvenes. Se han aplicado con éxito en diferentes campos, situaciones y personas, tanto en población normal como en población con trastornos severos. Hoy en día, siguen siendo aplicadas en niños conTrastornos Generalizados del DesarrolloAutismo, etc, como forma de aliviar muchos de los síntomas. También se aplican en centros escolares de forma individual o en grupo.

-Algunas de estas técnicas puede parecer simplistas o insuficientes pero insistimos en el amplio soporte experimental con el que cuentan. Otra ventaja es que aportan soluciones prácticas aplicadas en el aquí y ahora, utilizando la observación y medición de la conducta como variable fundamental y en detrimento de otras técnicas más subjetivas. No se trata de eliminar la introspección o el análisis de otros factores de riesgo existentes (entorno social, familiar, enfermedades orgánicas, factores emocionales...) sino de aportar soluciones inmediatas y eficaces para el control o 
modificación de la conducta, en especial cuando existen problemas conductuales específicos que provocan gran malestar o desadaptación del niño en su entorno próximo ya sea en la escuela o en el seno de la familia.
A modo de ejemplo podemos citar su uso por parte de educadores o maestros dentro de la clase. Es evidente que delante un colectivo numeroso de niños, el maestro necesita pautas de actuación concreta delante de episodios de desobediencia, agresividad, etc. En esos momentos no hay tiempo para un análisis pormenorizado de las circunstancias de cada niño y se imponen medidas concretas. Es aquí donde las técnicas conductuales cobran mayor importancia.

-Las técnicas que se exponen a continuación, aunque se describen de forma separada, pueden utilizarse individualmente o en combinación, según el caso, para aumentar los resultados.

-Destacar también que hay que conceptualizarlas como herramientas puntuales (para su uso por parte de maestros, educadores o padres en situaciones concretas) pero que a nivel de intervención psicológica el uso de dichas técnicas debe ser complementada con un análisis más detallado del caso en la que se incluyan todos los factores de riesgo para su debido tratamiento psicológico.


Recordemos que, ante conductas más severas, persistentes y/o con presencia de agresividad, éstas técnicas no deben ser aplicadas sin la evaluación previa de un profesional de la salud infantil. 

2- RETIRADA DE LA ATENCIÓN




Sinceramente creo que se trata de una de las técnicas más eficaces para el control de la conducta infantil, en especial, para aquellas conductas que se manifiestan con rabietas, pataletas, lloros, pero sin manifestaciones agresivas.

La técnica no puede ser más sencilla en su concepción: Se trata de que, ante las manifestaciones de gritos, rabietas u otros, dejemos automáticamente de prestar atención al niño. Este modo de actuar se justifica bajo la hipótesis de que el niño efectúa tales manifestaciones para reivindicar ciertas demandas o llamar la atención del adulto. El niño puede estar acostumbrado a conseguir lo que desea mediante este comportamiento (refuerzo positivo). Así, puede haber aprendido que si efectúa cualquier petición acompañada de lloros o pataletas, la atención de los padres es mucho mayor y es atendido antes en sus peticiones. Esto llega a convertirse en un hábito, en un circulo vicioso que crea malestar en la familia.

Antes de poner en marcha esta técnica, hay que analizar la situación con tranquilidad y verificar que se está produciendo realmente la conducta del niño por la supuesta demanda de atención. Para ello podemos valorar como reaccionamos nosotros ante la demanda, en qué momentos sucede y qué es lo que ocurre. ¿Le presta la atención y el tiempo que necesita el niño? ¿Normalmente cede ante sus demandas? ¿Se dirige con frecuencia a él cuando se porta "bien" para decírselo y premiarlo o sólo lo hace cuando lo castiga? Los episodios de rabietas, desobediencia, etc, son, en gran medida aprendidos (
ver causas de los problemas de conducta), y, por tanto, podemos efectuar un desaprendizaje.

Esta técnica no es aplicable en conductas que cursen con fuerte agresividad verbal o física, con episodios de lanzamientos de objetos o, en general, para aquellos comportamientos que signifiquen peligro potencial para el niño u otros. En estos casos consulte siempre a un especialista antes de actuar.

Para utilizar la técnica debemos tener claros los objetivos y el método que debemos utilizar:

1- OBJETIVO: Enseñar al niño que efectuando las peticiones de forma inadecuada (rabietas, lloros, etc.) no va a conseguir nada.

2- MÉTODO: Si retiramos la atención que prestamos al niño (refuerzo positivo) inmediatamente después de la aparición de las respuestas inadecuadas, éstas tenderán a desaparecer.

3-FORMA: ¿Cómo hay que hacerlo?

Cuando aparezcan las conductas inapropiadas actuar de la siguiente manera:

1- Retirar la atención inmediatamente.
Evite el contacto ocular o la emisión de cualquier recriminación, palabra o gesto. Haga como si la conducta no estuviera ocurriendo (salvo en las conductas mencionadas anteriormente que pudieran suponer peligro para el niño u otros). Si sucede en casa puede volverse de espaldas o salir de la habitación o estancia donde se encuentre. En situaciones fuera de la casa, dependiendo del lugar, deberemos adaptarnos a las circunstancias. La regla general es mantenernos a cierta distancia sin prestar atención, pero esto dependerá si estamos en un lugar abierto con peligro potencial para el niño (circulación de coches, paso de muchas personas, etc.) o si nos encontramos en un lugar cerrado (tienda, supermercado, etc...). Si la rabieta tiene lugar en un sitio público donde no puede separarse físicamente de su hijo, permanezca a su lado pero siga retirándole la atención como se ha mencionado antes (retirada contacto ocular, sin gesticular, sin hablar).

En niños pequeños, si hay peligro de que se escape y está en vías públicas puede ser necesario retenerlo físicamente. En estos casos, si opta por retenerlo, concéntrese sólo en ejercer la fuerza necesaria para evitar su huida pero mantenga (aunque entiendo que es una situación comprometida) toda la tranquilidad posible, es importante que el niño no vea al adulto alterado emocionalmente, debemos transmitirle una sensación de que tenemos el control de la situación y que con su actitud no va a conseguir nada. Siga sin dirigirle palabra y espere a que la situación se calme. Diríjale toda la atención cuando el niño se tranquilice.

Una vez calmado puede entonces intentar explicarle (si el niño tiene suficiente capacidad de comprensión verbal), y sin recriminaciones, lo que ha sucedido en tono calmado.
La idea no es transmitirle: "Te has portado mal, te desprecio y paso de ti", sino: "Puedes conseguir algunas cosas si lo pides de otra forma".

2- Está totalmente contraindicado verbalizar cualquier manifestación de reproche, sermonearlo o advertirle de que no le vamos hacer caso por mucho que insista. De esta forma lo estamos retando a una discusión dialéctica y puede empeorar las cosas. Simplemente: No le diga nada. Sí puede decirle con una frase escueta y con voz lo más calmada posible que se siente triste y decepcionada...

3- Una vez que la conducta empiece a bajar de tono puede progresivamente prestarle atención de nuevo.

4- Se trata de una técnica que produce efectos de mejoría de forma progresiva. Nos llevará cierto tiempo (dependiendo de las variables propias del niño y su entorno) el conseguir resultados claros.


RECUERDE QUÉ:

1- Estamos utilizando técnicas para conseguir que el niño desaprenda hábitos mal adquiridos y este proceso llevará un tiempo. Paralelamente debemos trabajar y potenciar las conductas alternativas que nos interesa que el niño utilice. Insistimos en que los padres intenten mantener la calma ya que el niño va interiorizando estos estados emocionales. Si la respuesta a sus malas conductas es sólo más ruido y reproches fuera de tono, es muy probable que esto nos venga devuelto al ir el niño interiorizando estos patrones.

2- Debemos ser constantes en la aplicación de la técnica y coherentes en su aplicación. Para ello es necesario que ambos padres y el resto de figuras relevantes para el niño (abuelos, tíos, etc) actúen de igual forma ante las mismas conductas.

3- Al inicio de aplicación, estas técnicas suelen producir un aumento en la frecuencia e intensidad de las conductas que precisamente intentamos eliminar. Es un hecho normal e indicador de que vamos por el buen camino. No se desanime tras los primeros fracasos. Necesitaremos un poco de tiempo.

POR QUÉ DEBEMOS ACTUAR:


Hay una creencia extendida de que ciertas conductas infantiles son propias de la edad y que con el tiempo tienden a desaparecer. Ciertamente, así puede suceder en muchos casos. Sin embargo, es muy arriesgado pasar por alto ciertos comportamientos con la esperanza de que el tiempo lo mejorará. Una intervención en la etapa infantil, no hecha a tiempo, puede suponer la consolidación, perpetuación y agravamiento del problema en la adolescencia. Las normas, valores y referentes deben construirse desde la temprana infancia. Es una irresponsabilidad dejarlo en manos del futuro para evitarnos los costes del presente.


3- LA TÉCNICA DEL TIEMPO FUERA


Esta técnica supone una variación de la anterior en tanto es una técnica que utiliza básicamente la retirada de atención, por lo que muchos de los principios allí expuestos son válidos aquí pero con algunas matizaciones.

Delante episodios de lloros, rabietas o travesuras más subidas de tono (por ejemplo, cuando se produce el descontrol), puede utilizarse la técnica de "tiempo fuera", en el que el niño se le retira físicamente del espacio actual para trasladarlo a su habitación u otro lugar, por un breve espacio de tiempo. También pueden ser los padres los que se retiran del lugar donde esté el niño (cuando es posible, p.e. en el comedor de la casa).

Veamos algunas orientaciones para proceder adecuadamente:


1- El sitio al que lo retiremos temporalmente debe ser un sitio en el que no tenga al alcance juegos u otras compañías para entretenerse. No se trata de buscarle un sitio hostil sino un sitio que sea aburrido con escasas posibilidades de que pueda hacer algo para pasar el tiempo.

2- Debemos trasladarlo inmediatamente después de aparecer la conducta o en el momento que ha llegado a un punto insostenible (por ejemplo, discusión entre hermanos que llega a un punto de descontrol).

3- No discuta con él, no entre en recriminaciones ni calificativos despectivos como: "Eres muy malo y te voy a castigar" o "Me tienes harta, no tienes remedio... " Sí puede explicarle, con un tono calmado pero seguro y imperativo, el motivo de su retirada. Para ello dígaselo concretando su queja "Como has pegado a tu hermanito no vas a poder jugar con él". Haga caso omiso de sus protestas o promesas. Recuerde que debe mostrarse enfadada pero no fuera de control. La idea es lanzarle un mensaje muy claro de que ha hecho algo mal y que estamos disgustados con él. Al respecto y de forma muy breve puede también decirle (ajustando el mensaje a la edad del niño) algo así como: "me has decepcionado tanto que, en estos momentos no quiero estar contigo. Me siento muy triste".

4- No permita que salga antes de tiempo del lugar de aislamiento. Si lo hace adviértale de consecuencias más negativas como que deberá estar más rato en esta situación.

5- El tiempo de aislamiento normalmente se calcula en base a un minuto por año del niño con un máximo de 20 minutos. Sin embargo, esto debe ser valorado por los padres. No se aconsejan tiempos más largos ya que pueden producir la conducta contraria a la que queremos eliminar.

6- Si cuando lo vamos a buscar nos vuelve a regalar con conductas inadecuadas, hay que advertirle que si quiere salir deberá estar al menos 15 segundos sin efectuarlas. Manténgase firme en la decisión. Si pasa la prueba es muy posible que los episodios remitan, si cede aumentarán con toda probabilidad.

7- En el caso de que haya provocado desperfectos en el interior del habitáculo (ha desordenado o roto alguna cosa) deberá reponerlo o corregirlo con alguna acción antes de salir.

8- Debemos tener cuidado que esta retirada física no comporte algún tipo de beneficio indirecto al niño. Por ejemplo si el niño consigue dejar de estudiar o evitarse comer algo que no le gusta, lo que haríamos es reforzar la conducta inadecuada.
Ésta técnica suele ser muy efectiva si se utiliza adecuadamente y con decisión. La efectividad de la técnica, independientemente de que le estamos retirando la atención, es que estamos despertando, contingentemente con la aparición de las conductas no deseadas, uno de los "fantasmas infantiles" más presentes en la etapa infantil: la ansiedad de separación. Aunque el niño tenga suficiente edad para saber que no será abandonado realmente, el hecho de hacerle revivir esta ansiedad puede dispararle interiormente ciertas alarmas. Lo que ahora puede temer no es la separación física sino la emotiva. De tal forma que el niño corregirá su conducta actual y futura no por las razones de los padres sino por las suyas (temor a perder el respaldo emocional de los padres).

-Como en todas las técnicas basadas en la retirada de atención, recuerde que deben introducirse momentos de atención hacia el niño contingentemente a la aparición de conductas deseadas. El refuerzo verbal y físico (halagos, abrazos, manifestación de alegría, entrega de algún premio, etc.).






4- ECOMÍA DE FICHAS. COSTE DE LA RESPUESTA


No nos ayuda nada que el niño obtenga regalos o juguetes de forma fácil pese a que presenta comportamientos disruptivos o desobedientes. Formando parte de un tratamiento más global, la técnica de denominada de "economía de fichas" suele funcionar muy bien para regular los refuerzos que recibe el niño. Para obtener un premio (juguete, salida a parque temático, excursión, etc...) deberá efectuar una serie de conductas deseadas (o dejar de hacer otras) que deben concretarse (portarse bien, obedecer, estudiar, ordenar sus cosas, etc...).

Tras efectuar esta conducta se le dará inmediatamente un reforzador (puntos, fichas...) que el niño ira recogiendo hasta llegar a una determinada cantidad, momento en el que se le entregará el premio final. También se pueden pactar pequeños premios inmediatos para ciertas conductas deseadas al tiempo que se acumulan puntos para el premio mayor (refuerzo demorado). Lo importante es conseguir que el niño se dé cuenta que obtiene mayores beneficios y privilegios actuando de forma correcta.

Veamos algunos puntos claves para el buen funcionamiento:

1- Dichos premios deben estar pactados de antemano, ser claros y atractivos para el niño. Busque realmente cosas que le gusten (no sirve pretender que se gane algo que necesita, por ejemplo, unos nuevos lápices para el colegio).

2- Asegúrese de que al principio puede ganarlos más fácilmente para motivarle. La entrega de estos premios debe ir acompañada de un halago sincero "estoy muy contento", "lo haces muy bien...." y, evidentemente, nunca deben ir acompañados de verbalizaciones negativas del tipo "a ver cuanto dura..." Cuanto más pequeño sea el niño o más inquieto, más cortos deben ser los períodos en los que se evalúa la conducta (no funcionará prometerle algo si aprueba el curso dentro de tres meses).

3- En el caso de niños hiperactivos tenga en cuenta que hay especial dificultad para posponer las cosas. En todos estos casos, si se entrega una ficha como reforzador, ésta podrá ser intercambiada (al menos al principio) inmediatamente por algún objeto de su deseo (pequeño juguete, golosinas, etc...). Deberá procederse de igual modo con niños que presenten discapacidad intelectual.

4-Es importante que se cree una lista o cartel donde se puedan visualizar el estado de los puntos obtenidos y los que le faltan para llegar al premio, cuando éste se demora según el plan establecido. En caso de la aparición de mala conducta puede también utilizarse la retirada de alguno de los puntos (coste de la respuesta).

5- Sea constante en la aplicación de ésta técnica y no se deje llevar por la frustración en el primer contratiempo. Se necesita tiempo para cambiar hábitos mal adquiridos y no hay soluciones mágicas al respecto.

6-Recuerde que cuando dé instrucciones a su hijo, debe hacerlo de forma clara y concreta, sin contradicciones y de forma que sean comprensibles para su edad. Procure no hacerlo acompañado de contacto físico instigador (la utilización de la instigación ha demostrado ser un gran potenciador del incumplimiento).

-Estas técnicas suelen ser muy efectivas para el control de las conductas tanto en el ámbito familiar como en el escolar. No se trata de que el niño aprenda a funcionar siempre a base de premios sino de darle, al principio, motivos para iniciar un cambio en sus conductas. Lo que se espera en el futuro es que las conductas adecuadas se mantengan no por los premios sino por lo que llamamos "reforzadores naturales". Por ejemplo, un niño puede empezar a no efectuar determinadas conductas disruptivas por ganarse el premio, pero este cambio de comportamiento puede hacer que funcione mejor con sus amigos y esto convertirse a medio plazo en un reforzador más potente que el premio inicial. Las conductas pasan a ser controladas por las consecuencias positivas que se generan en su entorno.





5- LA INTENCIÓN PARADÓJICA





-Es una técnica que bien utilizada puede tener un efecto fulminante sobre la conducta que queremos cortar. Explicado en pocas palabras se trataría de pedrirle al niño o al alumno que haga aquello que precisamente queremos evitar. Imaginemos una situación en un aula donde un niño se niega sistematicamente a efectuar cualquier actividad escolar. El niño cada día entra en una dinámica de provocación hacia al maestro, sometiéndolo a una dura prueba de paciencia.
¿Qué ocurriría si un día el maestro le dice: "Hoy quiero que no hagas nada, te voy a dar permiso para que estés todo el tiempo sin hacer ninguna actividad. No quiero ni que me escuches. Sólo debes permanecer callado y sin hacer ruido en tu sitio".

-Unas instrucciones de este tipo pueden crear en el niño una situación de perplejidad, aunque al principio pueda vivirlo de forma gratificante. El hecho de que se inviertan los roles, es decir, siempre la desobediencia se producia para dejar de hacer la actividad concreta. Ahora para no hacer la actividad debo de obedecer las instrucciones, con lo cual el niño pasa a perder su papel de desobediente.
Para este día podemos planificar unas actividades gratificantes para el resto de los niños y en las que no podrá participar el niño que tenemos bajo las instrucciones de "no hacer nada". Debemos procurar que se aburra lo máximo posible e incluso si interviene en alguna atividad recordarle que él no puede hacer nada ese día.

Con esta actuación es de esperar que el niño haga un cambio de planteamientos y que sus conductas negativistas en el aula disminuyan.
Evidentemente la técnica tiene sus limitaciones y debe valorarse antes su idoneidad según el perfil del niño. Suele funcionar bien en niños de entornos problemáticos pero con un perfil cognitivo normal.

Fuente: Psicodiagnosis.es 
http://www.psicodiagnosis.es/areaespecializada/tecnicasdeintervencion/tecnicasconductualesaplicadasanios/index.php



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miércoles, 3 de agosto de 2016

Cómo preparar una mesa dulce para fiesta infantil


Explicacion PASO A PASO cómo organizar y decorar la mesa de manera fácil y económica, con pocos recursos.

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