Aprende a vivir con tus hijos momento a momento, permitiéndoles la libertad posible en pequeñas cosas.
Esa debe ser la norma: los niños deben ser ayudados a escuchar a sus cuerpos, a escuchar sus propias necesidades. Lo básico para los padres es vigilar a los niños para que no caigan en una zanja. Los niños son muy receptivos, y si los respetas están dispuestos a escucharte, a entenderte; deja que usen su capacidad de comprensión. Al principio sólo será cuestión de unos años; pronto empezarán a basarse en su propia inteligencia, y tu vigilancia no será en absoluto necesaria. Pronto podrán andar solos.
La misión de un padre o de una madre es grande porque están trayendo un nuevo invitado al mundo que no sabe nada, pero que trae con él un potencial. Y a menos que ese potencial crezca será feliz.
A ningún padre le gusta pensar que sus hijos son infelices; quieren que sean felices. Y ellos sólo serán felices si se convierten en lo que han venido a convertirse. Sólo pueden convertirse en el potencial de la semilla que llevan en su interior.
Por eso procura por todos los medios posibles darles libertad, darles oportunidades. Normalmente, si un niño pide algo escúchalo antes de decirle no. Aprende a decir al niño si. Cuando un niño escucha decir más si, que no, es un niño que no vive en un ambiente autoritario.
Aprende a amar a tus hijos equilibrando la balanza del amor, dosificando la permisibilidad sin caer en el autoritarismo. Siendo inteligente cuando las rabietas de tus hijos desestabilicen tus sentidos. Inundándolos de seguridad y confianza al navegar por los ríos de la vida donde se te presentara de todo.
Publicado por Crece Bebe
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